martes, 31 de enero de 2012

VIVIR HOY


Vivir?  tengo ganas de caminar por alguna ciudad llena de gente, cantar en alguna esquina al ritmo de un artista urbano, entrar a sentarme  en un pequeño restaurante en donde los olores y las voces se mezclen y paladear un delicioso bocado cerrando los ojos, adivinando sus condimentos, comprar un chocolate en alguna dulcería de camino y sentir como se derrite en la lengua poco a poco, sentarme en cualquier banca y observar a la gente, inventarles una historia según su aspecto, reírme hasta que me duela el estomago, asolearme hasta que la piel se tueste, entrar al cine y ver una película boba que me haga suspirar o reír o llorar, sin fijarme en el espejo, sin cuidar  mi escote, sin preocuparme por mis pantalones rotos en la rodilla y un segundo antes de agotarme, meterme a un lugar en donde el humo y la música aturdan, revolverme con la gente, beber un buen licor y bailar, saltar, caminar descalza sobre el pasto o la arena de mar de vuelta a casa.   Tengo miedo del tiempo, tengo miedo de olvidar el placer de la vida, dejar pasar de lado la magia que siempre encontré en las cosas más simples , andar por ahí como una maquina ensimismada en los estereotipos, en las formas, obsesionada por llegar a tiempo, mirando el reloj cada hora para alcanzar  la siguiente cita, hablar con tanta gente que miente, acartonada, frívola,  que se engaña a si misma con la falsa comodidad y estabilidad de hacerlo todo en tiempo y forma, tengo miedo de la monotonía, de querer por compromiso, de dibujar las formas mejor pagadas y derretir la cadencia de la estética al calor del hierro. Quiero soñar con los ojos abiertos, encontrar las letras en el viento, en el perfume de la gente, toda, de la que camina cansada y de la que recién se duchó, fascinarme al mirar un niño corriendo agitado, dejar el destino en manos de los pétalos de una margarita arrancada de cualquier jardín, solo un día, solo hoy, mañana me disfrazaré de nuevo, peinaré mi cabello, comeré dietético, mañana  miraré el reloj, pintare mis labios y con gran paciencia satisfacerè los caprichos de algún empresario, urdiré feliz su pròximo triunfo en los negocios, con sarcasmo en la mirada diseñare la nueva campaña, y en los espacios ociosos suspirare  traviesa, sabiendo que no traicioné al tiempo, que no olvidé la magia, que se vivir, disfrutaré  del sonido de una guitarra antes del amanecer  y dormiré cansada con una sonrisa en la cara, con la piel desnuda, con mi suave almohada, sabiendo que valió la pena el cansancio y que la vida no me debe nada.